Pilar y Pablo disfrutaron este verano de una estancia relajante en el paraíso de Zanzíbar. Al regresar, decidieron escribir este post para nuestro blog contándonos su experiencia. Desde aquí, aprovechamos para agradecerles el detalle y la confianza que depositaron en Vertierra. ¡Muchísimas gracias a los dos!
Como cada año, comenzaba la aventura de programar las vacaciones y de nuevo nos había cogido el toro. Esta vez estábamos ya a pocas semanas de agosto, el mes elegido para escaparnos del trabajo y la rutina, y la verdad es que no teníamos una idea clara de dónde queríamos ir. Lo único que sabíamos es que queríamos un destino “diferente”, pero la verdad es que andábamos bastante perdidos. Comenzamos a hacer búsquedas aleatorias por Internet, pero en seguida nos decantamos por consultar con una agencia para que nos aconsejase. ¡¡Y qué acierto!!
Supimos de la existencia de Vertierra y nos decidimos a llamarles tras leer las recomendaciones de otros clientes. Sólo podemos decir que fue ponerse en contacto con ellos y en seguida nos ofrecieron un viaje programado con una buena gama de opciones distintas para que escogiésemos aquella que más nos convenía o apetecía… et voilà! Próximo destino: ¡¡ZANZÍBAR!!
Por fin llegó la tan esperada fecha y comenzó nuestro viaje. Aunque eran muchas horas de vuelo y andábamos un poco perezosos, la verdad es que nos quedamos francamente impresionados con la compañía aérea que finalmente nos escogieron desde Vertierra: Qatar Airways, compañía que ofrece un servicio y confort diferenciadores que hicieron el trayecto muchísimo más llevadero. Y tras más de 12 horas de vuelo, escala incluida… ¡Por fin estábamos en tierras africanas!
Nada más recoger nuestro equipaje y una vez abandonada la zona de llegadas, encontramos a nuestros anfitriones, quienes nos estaban esperando con un cartelito identificador para trasladarnos a un hotel que se convertiría en nuestro HOGAR durante las vacaciones.
¡Qué podemos decir del hotel KARAMBA! El trato no pudo ser más personalizado. Aunque suene a tópico la verdad es que nos hicieron sentir especiales, tratándonos con una cercanía y amabilidad fuera de lo normal. De hecho, en seguida nos explicaron que para ellos no eramos turistas, eramos VIAJEROS, palabra que nos grabaremos a hierro y fuego a partir de ahora antes de planificar nuestros próximos viajes.
El caso es que nos ofrecieron justo lo que más necesitábamos: desconectar… Y lo hicimos alojándonos en un bungalow alucinante, ideal para olvidarnos de la ciudad y el estrés, comiendo en el restaurante perfecto, con deliciosos platos de toque africano-mediterráneo, con sus magníficas vistas, de auténtica película, y con esos hermosos atardeceres desde la piscina que jamás olvidaremos.
Imbuidos del espíritu viajero que habían hecho aparecer a nuestra llegada, empezamos a recorrer la isla: la hermosa playa donde vimos llegar a los pescadores después de su faena nocturna, la aldea en la que los niños corrían hacia nosotros por el simple placer de saludarnos, mil y un lugares insólitos que muy pocos conocen en Zanzíbar y que uno encuentra simplemente deambulando, perdiéndose, dejándose llevar por el ritmo de un tiempo sin relojes u horarios imposibles… Una delicia.
Recorrimos prácticamente toda la isla, que está llena de rincones y cosas que hacer. La naturaleza de Zanzíbar nos invitó a visitar sus plantaciones de especias, a observar tortugas de más de 100 años de edad, a bucear en sus impresionantes arrecifes de coral (¡Increíbles!) y a observar la exuberante y sorprendente fauna de la isla, que aparece frente a ti cuando menos imaginas… Pero tampoco nos olvidamos de la ciudad, que recorrimos con esmero, andando por todos sus rincones, comprando en los mercados, tan bulliciosos y sorprendentes, observando la historia de la urbe en las arrugas de sus hemosos edificios.
Pero lo mejor de todo fueron sus impresionantes playas turquesas, transparentes, interminables… y todas ellas muy diferentes entre sí.
Y es que ZANZÍBAR guarda un encanto especial que nos obligará a volver pronto para disfrutar y repetir una experiencia inolvidable.
Pilar y Pablo
Viajeros de Vertierra
(Fotografías por cortesía de Pilar García Frial y Hotel Karamba.)
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