Este país olvidado por casi todos los tours turísticos, conocido desde hace siglos como la tierra del millón de elefantes es quizá, junto a Myanmar, el único destino de la zona donde todavía es posible vivir una experiencia auténtica, ajena a las multitudes de otros lugares más populares, como Vietnam. Viajar a Laos es disfrutar la tranquila vida rural de sus gentes, de grandes ríos y sus junglas casi inexploradas, de los maravillosos templos de Luang Prabang, de sus cuevas y ríos subterráneos… Viajar a Laos es conocer el Sudeste Asiático, y hacerlo casi en soledad. ¡No pierdas a oportunidad!
Luang Prabang: la ciudad de los templos dorados
Esta tranquila ciudad, verdadero centro histórico de Laos, sorprenderá al viajero con sus 33 templos budistas, todos dorados, y las vetustas mansiones coloniales de la vieja Indochina, pero también por su nostálgica tradición culinaria de aromas franceses. Luang Prabang es también un cruce de caminos, o de ríos, pues descansa en la encrucijada entre el mítico Mekong y el Nam Khan, y ofrece unos precios asombrosos para cualquiera que conozca el Sudeste Asiático. No se quedan a la zaga las magníficas cascadas de sus alrededores, los campamentos de elefantes o la posibilidad de relajarse en un crucero fluvial por el Mekong.
Vientián: el pausado ritmo de la nostalgia colonial
Todo parece moverse a un ritmo más lento en esta antigua ciudad colonial francesa, desde sus muchos tuk-tuks hasta los muchos monjes budistas que recorren sus calles con parsimonia. Dicen que la capital de Laos es uno de los destinos perfectos para quien viaja pegado a su mochila, pues la oferta de alojamiento es económica y más que decente, aunque también es posible acceder a opciones más lujosas y a las muchas opciones culinarias o nocturnas. Sin embargo, son sus mercados el verdadero encanto de Vientián, y las puestas de sol sobre el Mekong, y los paseos por sus laberínticas y pintorescas callejuelas.
La experiencia de dormir en la copa de los árboles
Se trata, quizá, de la experiencia más genuina y sorprendente para quien viaja a Laos: deslizarse en tirolina por las copas de los árboles en la Reserva Natural de Bokeo y observar in situ la vida del gibón de cresta negra y del legendario tigre asiático guiado por los expertos ojos de antiguos cazadores reciclados en guardabosques. Pasar una noche en la jungla, volando sobre el suelo, es sin duda una experiencia inolvidable, y es posible a través de la iniciativa Gibbon (www.gibbonexperience.org)
Senderismo y ecología: un paseo por el norte de Laos
Es muy fácil, y seguro, caminar por los muchos caminos que jalonan el norte del país, alojándose en casas tradicionales. De los centenares de senderos que permiten casi atravesar Laos de cabo a rabo, es quizá la zona Luang Namtha, junto a Nam Ha, la más exigentes y respetuosas con los protocolos ecológicos y con lo que ya conocemos todos como turismo sostenible. Aquí es posible convivir con la tribu Akha, y visitar las aldeas de otros muchos pueblos o etnias, como los yang, los djepia, los laobit…