Viajar a Turquía: volamos en globo sobre las ciudades subterráneas de Capadocia

La pasada primavera visitamos la histórica región de la Anatolia central, lugar de asentamientos humanos desde hace milenios. Hacía ya un tiempo que no admirábamos la belleza de la zona, producto de las particularidades geológicas de un “paisaje lunar” creado por la erosión caprichosa de las tierras del lugar, formadas por la maleable y hermosa toba calcárea y por las ya lejanas erupciones de dos colosos dormidos: los majestuosos volcanes Erciyes (3.917 m) y Hasan (3.284 m). En esta ocasión, aprovechamos para realizar una de las actividades más populares y divertidas que ofrecen los viajes a Turquía y Capadocia: volar en globo por uno de los paisajes más enigmáticos del planeta.

Es muy pronto en esta mañana de abril (está amaneciendo), y aunque la fuerza luminosa del sol primaveral se anuncia ya por el horizonte animándonos a emprender esta pequeña aventura tanto tiempo esperada, lo cierto es que hace frío mientras el coche nos traslada poco a poco del hotel y la impresionante luz de la Capadocia insufla vida a un paisaje ya de por sí espectacular. Estamos expectantes, casi ansiosos por vivir una experiencia tanto tiempo postergada y que una y otra vez aparece en las conversaciones sobre nuestros viajes a Turquía: “¿No lo habéis probado?”, nos preguntan siempre. Y lo acompañan con una sentencia que ahora incluiremos en nuestros relatos: hay que volar sobre la Capadocia.

Viajar a Turquía_volamos en globo sobre Capadocia

El amanecer en la Capadocia sorprende al cielo repleto de esferas volantes.

Muchas son las actividades que se pueden realizar en la meseta de la Anatolia, como rutas de senderismo, ciclismo o trekkings de exigencia variable, además de la ineludible visita a alguna ciudad subterránea y los vuelos en globo que en seguida adornarán el cielo de la zona con sus coloridas formas, a la manera de pequeñas bolas de navidad flotantes.

Las muchas y distintas civilizaciones que pasaron por la Capadocia en algún momento de su larga historia han dejado, cada una a su manera, su impronta en el paisaje. Aun así, nada supera la contemplación de sus famosas ciudades subterráneas, excavadas pacientemente en la tierra volcánica por los hititas y que fueron refugio de los primeros cristianos frente a las frecuentes invasiones y saqueos de sus enemigos árabes.

Panorámica de las construcciones excavadas en la roca.

Panorámica de las construcciones excavadas en la roca.

Pero no basta con leer esta historia para hacerse una idea de la dimensión de tan audaz empresa. Uno pensaría que los refugios responden a necesidades de protección repentinas, o que son en todo caso simples cuevas, más grandes o pequeñas, acondicionadas mínimamente para estancias cortas, pero nada más lejos de la realidad. La verdad es que estas ciudades llegaron a albergar nada menos que a 6.000 habitantes por medio de la construcción un intrincado sistema de almacenamiento de víveres y comunicaciones internas, que incluían sofisticadas construcciones defensivas que prevenían la entrada a los refugios (y el consiguiente saqueo) de los encarnizados enemigos, como se muestra en este vídeo del Canal Historia, donde podéis obtener una imagen precisa de la maravillosa complejidad de estas ciudades escondidas:

Las iglesias de roca, maravillosamente labradas y que pueden visitarse en el Museo de Goreme, adornadas con centenarios y bellísimos frescos cristianos, son otros de los imprescindibles de la zona;  pero hoy hemos venido a volar en globo y, a pesar del deseo de volver a contemplar las maravillas ocultas de la Capadocia, no podemos esperar a elevarnos sobre este paisaje ancho y agreste que, según nos cuentan, adquiere desde el cielo las tonalidades de un auténtico cuadro natural.

Son muchas las compañías que operan en la zona, y el servicio es siempre muy parecido. Al amanecer, se recoge a los intrépidos aventureros en sus alojamientos para llevarlos al punto de encuentro, donde se sirve un desayuno ligero para prevenir posibles mareos durante el vuelo. Una vez reunidos y calmado el hormigueo de nuestros estómagos, los organizadores nos llevan al punto de despegue, donde presenciamos las labores de preparación del globo, enorme y hermosos mientras hincha su interior con el gas que alimentará su vuelo.

Viajar a Turquía_ volar en globo sobre Capadocia

Las caprichosas formas esculpidas por la naturaleza.

Tras aproximadamente una hora de preparación, todo está listo para iniciar el vuelo. Es un día despejado y prácticamente sin viento, las condiciones ideales para este paseo aéreo, y en seguida ascendemos (más rápidamente de lo esperado) a los cielos de la Capadocia. Para alguien que nunca ha subido a un globo, la primera impresión es casi paralizante; no es vértigo, ni siquiera el previsible síndrome de Stendhal al contemplar la belleza del entorno: es el silencio del aire lo primero que nos arrebata, la ausencia de ruido que llega repentinamente cuando el quemador del globo se apaga y que acompaña nuestro flotar mientras el aire nos acaricia en la cara y experimentamos por fin la sensación de cumplir uno de los deseos más arcanos de nuestra especie. Volamos por fin sobre la Capadocia, y apenas encuentro palabras para describir la sensación que nos inunda.

¡Por fin ascendemos sobre Capadocia!

¡Por fin ascendemos sobre Capadocia!

Desde el cielo, distinguimos con claridad la silueta del dormido volcán Erciyes, la formación montañosa más alta de todo Asia Menor, que parece observarnos con indiferencia, majestuoso y granítico en la distancia.

Descendemos también a baja altura, y nos enfrentamos a la pasmosa visión de las formaciones geológicas de la Capadocia: gigantescos conos de piedra volcánica que ascienden hacia el cielo y que un día acogieron a hombre, mujeres y niños, a la manera de antiguos rascacielos horadados en la tierra. Estos pináculos rocosos de colores imposibles, que parecen tallados por una mano gigante y poderosa, permanecen erguidos junto a enormes y terroríficas laderas, y parecen decirnos: ¿lo ves? ¿No es acaso maravilloso lo que contemplas?

Sobrevolando los pináculos de roca.

Sobrevolando los pináculos de roca.

  

Permanecemos en silencio mientras el quemador resopla intermitentemente por entre las rocas. Es un efecto conocido, sentido también en otras latitudes donde la naturaleza ofrece su imagen más mágica y onirica: el resultado de contemplar la grandeza imponente de las fuerzas naturales en todo su esplendor. Y es eso, precisamente, lo que observamos ahora desde el cielo: la pura y hermosa forma de las rocas, los colores adquiridos por efecto de capas y capas de ceniza. De vez en cuando, el piloto pasa muy cerca de algunas de estas esculturas naturales. No hay peligro: las condiciones climáticas de Capadocia hacen de esta zona una de las más seguras del mundo para navegar los cielos, y la asombrosa pericia de los pilotos permite acometer tranquilos tamaña osadía.

Viajar a Turquía_ volar en globo sobre Capadocia

Luego están nuestros compañeros voladores, decenas, quizá un centenar de globos de colores nos acompañan en nuestra aventura. Los hay rojos, azules, blancos o amarillos, todos los colores bailando en el cielo como pequeños caramelos mágicos. Y es ahí donde aparece esa nueva impresión paralizante: la del campo de juego. Somos niños jugando con golosinas en el cielo: otra impresión para el recuerdo.

Viajar a Turquía_ volar en globo sobre Capadocia Viajar a Turquía_ volar en globo sobre Capadocia

Pero el viaje va tocando a su fin. Ha sido una hora de vuelo que se nos hace demasiado corta, pues es difícil abandonar el cielo y regresar a la perspectiva de los hombres cuando aquí, flotando en el aire por debajo de las nubes, sobrevolando el mágico paisaje al que ahora regresamos, hemos tenido la impresión de ser por un instante pájaros, o dioses… tanto es el privilegio de vagar casi sin rumbo por este museo natural antiguo y penetrante. Por eso, al aterrizar, con el corazón todavía emocionado y esa extraño apaciguamiento que produce el volar y del que han hablado ya muchos pilotos, disfrutamos como niños de una de las costumbres de estos vuelos en globo por la Capadocia: la inevitable (y refrescante) copa de champán con que se celebra siempre la finalización del recorrido.

¡Si te ha gustado nuestra experiencia y tú también deseas volar en globo sobre la Capadocia, no dejes de consultar toda la información sobre nuestros viajes a Turquía!

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