Viajar a Vietnam: 6 cosas que hacer en Hanoi

Hanói, capital de la República Popular de Vietnam, se ha convertido por derecho propio en una de las ciudades asiáticas peferidas por nuestros viajeros. ¿La razón? Más de 600 santuarios y pagodas abiertos a visitantes y fieles y un sin fin de lugares asombrosos. Así que ya lo sabes: Hanoi, con su caleidoscopio de olores, ruidos, sabores y sensaciones, constituye un imprescindible si te decides a viajar a Vietnam.

Aunque existen excepciones, visitar un país y no dedicarle unos días a su capital suele ser uno de los pecados del viajero inexperto. Hanói no es una excepción, y no se debe viajar a Vietnam por primera vez sin dedicarle unos días a esta «ciudad entre dos ríos», urbe milenaria en la que os proponemos un personal recorrido conformado por seis visitas imprescindibles. Así que aquí vamos: cosas que hacer en Hanói. ¡Esperamos que lo disfrutéis!

1. Pasear por el lago Hoam Kiem

Lago Hoam KiemFiel a la tradición oral del país, el lago de la Espada Restituida recibe su nombre de una leyenda vietnamita. Al parecer, allá por el s. XVI, un guerrero llamado Le Loi (el futuro rey Le Thai To) pescó una poderosa espada mágica con la que venció a los invasores chinos y que devolvió luego a los dioses a través de una tortuga encantada. Hoy en día, una pagoda situada en un islote (la Pagoda de la Tortuga) recuerda esta hermosa la leyenda.

En el lago, no podéis dejar de visitar el Templo de la Montaña de Jade o Ngoc Son, construcción del s. XVII donde se conserva una enorme tortuga disecada que dicen es la misma que originó la leyenda.

Justo enfrente del templo, os recomendamos un pintoresco local llamado Pho 24, un fast-food especializado en el poh, delicioso y energético desayuno vietnamita consistente en un en un bol de caldo de pollo adornado o aderezado con ternera, tallarines de arroz y hierbas aromáticas. Su precio: poco más de 1€ (29.000 dongs).

2. Visitar el templo de la literatura

visitar el templo de la literaturaEste fantástico templo, construido en el año 1.070, fue la sede de la primera universidad de Vietnam. Conocido también como templo de Vam Mieu Hoy, se trata de un extraordinario ejemplo de la arquitectura tradicional vietnamita y una espectacular construcción cívico-religiosa integrada por cinco patios con oratorios, estanques y jardines. En el tercer patio está el célebre Pozo de la Claridad Celestial, alrededor del cual se sitúan 82 lápidas apoyadas en sendas tortugas de piedra y que contienen los nombres de los estudiantes más célebres del centro. La tradición manda acariciar sus cabezas con la esperanza de recibir parte de su sabiduría. La entrada es muy barata en términos occidentales: apenas 20.000 dongs.

3. Ir al mausoleo de Ho Chi Minh

mausoleo de Ho Chi MingSituado en la Plaza Ba Dinh, en esta enorme construcción descansan los restos del padre de la revolución vietnamita y del llamado Vietnam moderno. Construido en el año 1975, en realidad Ho Chi Minh deseaba ser incinerado, voluntad que sus sucesores incumplieron albergando sus restos momificados en este mausoleo inspirados por la célebre momia de Vladimir Lenin. De hecho, todos los años, en los meses de octubre y noviembre, el mausoleo permanece cerrado por el traslado de la momia del “Tío Ho” a Rusia, donde se le aplican misteriosas técnicas de conservación. Las colas para visitarlo son kilométricas, por lo que os recomendamos que madruguéis.

4. Ver el árbol donde Buda llegó a la iluminación

Pagoda de Tran QuocTraído como presente desde la India, este árbol, del que se dice que procede de aquel en el que Buda alcanzó la iluminación, está guardado en la Pagoda de Tran Quoc, al noroeste de la capital. Erigida en el s. VI, se trata de la más antigua pagoda de todo Vietnam. Curiosamente, y al contrario que otros lugares de la capital, no se trata de un sitio especialmente masificado, y sí de un excelente remanso de paz y tranquilidad frente a la agitación permanente de Hanói.

5. Disfrutar del espectáculo de marionetas de agua

Marionetas de aguaCerca del lago Hoan Kiem, encontraréis un bonito teatro donde contemplar uno de los espectáculos más sugerentes de la capital: las famosas marionetas de agua de Vietnam. A través de sus célebres figuras de madera, disfrutaréis de un espectáculo donde campesinos, guerreros, dragones y otros seres mitológicos del Vietnam narran historias de la mitología del país, con espectáculos diarios que reflejan la vida cotidiana de los arrozales del Vietnam tradicional, acompañadas de música en directo. La entrada os saldrá por unos 100.000 dongs, aunque tendréis que pagar 20.000 dongs adicionales si deseáis hacer alguna foto. El programa incluye cinco actuaciones diarias: 16:10, 17:20, 18:30 y 20:00. El aforo no es muy grande, por lo que os recomendamos comprar las entradas con cierta antelación.

6. Perderse por el barrio antiguo

Old QuarterEl barrio antiguo de Hanói, u Old Quarter, es un verdadero dédalo de calles, comercios y puestos callejeros que se extiende a lo largo de más de 2 kilómetros. En realidad, los viajes a Vietnam son, en muchas ocasiones, una oportunidad para disfrutar del deporte favorito de los vietnamitas: el regateo, toda una tradición nacional y una ineludible regla de cortesía del «país del agua».

Al pasear por sus intrincadas calles, comprobaréis cómo cada una de las arterias de este interminable laberinto se ha especializado en un tipo de tienda concreto (zapaterías, jugueterías, seda, ferreterías, etc.) y podréis, sin apenas esforzaros, encontrar los codiciados outlets de marcas occidentales donde adquirir productos de calidad a precios muy competitivos. Por supuesto, también podréis haceros con excelentes imitaciones a precios sorprendentemente baratos. Pero si queréis hacer una buena compra, no dejéis de seguir este consejo: ofreced la mitad del precio que os den y negociad a partir de ahí.

Pero no todo van a ser compras en Old Quarter, pues el barrio antiguo de Hanói ofrece también otros placeres: visitarlo puede ser una excelente ocasión para refrescarse con la bebida por excelencia de la capital, la cerveza bia hoy. Elaborada a diario y servida muy fría, los vietnamitas la consumen con verdadera pasión, algo que entenderás en cuanto la pruebes. Eso sí: ¡Es adictiva!

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