Etiopía, con sus 3.000 años de historia, sigue siendo la gran desconocida del continente africano. Este país milenario situado en el cuerno de África, segunda nación del mundo en adoptar el cristianismo y cuya tradición imperial se remonta nada menos que a Salomón, esconde infinidad de secretos y parajes que transitan entre la realidad y la leyenda. Todavía hoy, viajar a Etiopía se convierte en una experiencia de descubrimiento: de su riqueza natural y salvaje, de sus antiquísimos pueblos indígenas, de sus leyendas bíblicas y su asombroso patrimonio artístico y cultural.

Si decides viajar a Etiopía, te adentrarás, al decir de algunos, en el país que guarda bajo llave la más preciada reliquia de la cristiandad: el Arca de la Alianza, custodiada, según cuentan, por una sola persona en la Iglesia de Nuestra Señora de Sion, en Axum. Pero no acaban ahí las sorpresas de este país nunca colonizado, pues aquí descansan también las ruinas del palacio de la mítica reina de Saba; y la ciudad de Gondar, “el camelot africano”, que inspiró a J.R.R. Tolkien para crear su Gondor en El señor de los anillos; o, por supuesto, las iglesias subterráneas de Lalibella, escavadas en la roca y sede, aún hoy, de ritos cristianos ancestrales, como los festivales del Meskel y el Timkat.

Viajar a Etiopía es un encuentro permanente con el pasado, con la hospitalidad de sus habitantes, con una parte de África deseosa de recibir al viajero para narrarle su historia, su leyenda y mostrarle un país apasionante y revitalizador.