Viajar a Tanzania: en busca del paraíso animal

Si entre todas las opciones, tuviésemos que elegir un lugar para un metafórico Jardín del Edén, nuestra elección sería muy fácil: Tanzania, la tierra donde vivió, se alimentó y quizá sobrevivió  el Australopithecus hace 3,6 millones de años y que hoy sigue siendo un lugar magnifico, de belleza sobrecogedora y con una de las faunas más salvajes y atractivas del mundo. Por eso, viajar  a Tanzania significa para nosotros mucho más que otra visita a nuestro continente favorito: es la oportunidad de volver a contemplar los milagros de la naturaleza; de observar al león, el elefante o la hiena vivir y morir siguiendo las estrechas leyes de la supervivencia; de aprender, en definitiva, que la Tierra es un ecosistema global que debemos preservar.

La cuidadosa convivencia con lo salvaje

Elefantes de piel curtida y mirada inteligente, atléticos guepardos persiguiendo a su presa, leones de melena al viento, somnolientos bajo una sombra después de la caza del día… En la tierra de los masáis, hombre y fiera conviven con cautela como en los tiempos antiguos. Los masáis cazan a lanza y cuchillo, y hace no demasiado mantenían sus ritos de iniciación o paso basados en la caza de las fieras. Del león, para más señas: los jóvenes masáis se convertían en hombres mediante la heroica caza del felino. Hoy en día, la ley se lo prohíbe, pero dicen que los leones mantienen el recuerdo de los masáis, y reconoce aún su olor particular, e incluso el rojo intenso de sus ropajes y pinturas.

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El león, según cuentan, sigue temiendo al masái, a pesar de la relativa asimilación der este pueblo, otrora indómito, en las costumbres de la modernidad, que también llegan a las tierras volcánicas del Serengueti, amenazado hoy por el proyecto de construcción de una autopista. Como siempre, allí donde está el hombre, modernidad y naturaleza conviven en tensión, sin que siempre esté del todo claro (al menos para nosotros) cuál es la postura ética a tomar.

Pero queríamos hablar aquí de la fauna salvaje de Tanzania, de la pureza existente en la vida de las fieras, de los ojos brillantes y retadores de los animales al sentirse observados por el hombre, el mayor depredador que jamás haya existido.

El Ngorongoro: la vida dentro de un volcán

También es importante saber que hay vida después del Serengueti. La sonoridad del nombre hace que quienes desean viajar a Tanzania pregunten en seguida por esta tierra volcánica y extensa, sin saber que Tanzania oculta otros lugares de comparable belleza, como la reserva del Ngorongoro, que algunos describen como el auténtico paraíso en la Tierra.

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No hay duda de que se trata de un lugar mágico, pues la reserva está situada en los estrechos márgenes de un volcán extinguido del mismo nombre: Ngorongoro, “lugar frío” en la lengua de los masáis. Es aquí, en sus apenas 20 kilómetros de extensión delimitados por las paredes del cráter, donde resulta más fácil divisar a los denominados “cinco grandes” (el león, el búfalo, el elefante, el leopardo y el rinoceronte), aunque conviene recordar que no todo en la vida es cuestión de tamaño y la ferocidad. En el Ngorongoro, como en otros lugares de la extensa Tanzania, hay también otras especies fascinantes, como los ñus, las cebras, los antílopes, como los millares de aves que sobrevuelan sin parar el cielo abierto de la sabana tanzana.

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El Parque Nacional de Gombe, el hogar de los chimpancés (y de Jane Goodal)

En la profundidad del bosque africano, nuestros casi-hermanos los chimpancés juegan, viven y luchan ferozmente por su territorio. No hemos de olvidar las palabras de Jane Goodal, que llegó a Gombe en los años 60 del siglo pasado y aquí sigue, comprometida con la preservación del hábitat de unos de los animales más inteligentes y sociales del mundo: «Cuando llegué a Gombe, pensaba que los chimpancés eran más amables que nosotros –escribió–, pero el tiempo me ha demostrado lo contrario. Pueden ser igual de horribles». Sirva como advertencia a optimistas irredentos: los animales salvajes son precisamente eso: salvajes.

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Cuidado con los chimpancés, entonces, que parecen amables y juguetones (y pueden serlo), pero también agresivos y dominantes si se ven amenazados o luchan por el predominio con otros grupos, como ocurrió aquí hace más de 40 años, cuando dos clanes rivales, que anteriormente habían convivido en un grupo mayor, lucharon violentamente hasta acabar con el total exterminio de uno de ellos.

Tampoco es Gombe un lugar de fácil visita. Se trata de una zona protegida, y los circuitos turísticos no suelen estar autorizados a transitarla, salvo que se obtenga un permiso especial. website load testing tools Pero si se consigue, hay muchas sorpresas esperando al viajero, como sus alucinantes playas de arena blanquísima, enmarcadas por la frondosidad de la selva y las dos cordilleras del parque, o las muchas especies que comparten espacio con las colonias chimpancés: otros primates,  como los monos verdeazulados, los de cola roja o los babuinos de oliva, pero también leopardos y bushbucks (una especie de antíope).

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Quizá con estas breves palabras surja en vosotros, queridos viajeros, el deseo de visitar Tanzania y los muchos paraísos que aún guarda entre sus límites fronterizos. Nosotros nos quedamos con el ruidoso silencio de las noches en la sabana, con la luz onírica de las estrellas reflejadas en los manantiales y en los ojos escrutadores de las fieras, quizá las hijas verdaderas de la Madre Naturaleza.

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