Viajar a Vietnam: H?i An, la ciudad de los billetes de Dong

Situada en el centro de Vietnam y Patrimonio de la Humanidad, la ciudad de H?i An, respetada milagrosamente por los bombardeos de la guerra, muestra intacta al visitante su alma multicultural. En  H?i An, viajar a Vietnam se convierte en un viaje por sus influencias chinas, japonesas y francesas.

Todavía hoy, se pueden visitar lugares donde los automóviles no inundan todas las calles y senderos. Tal es el caso de  H?i An, cuyo casco antiguo se conserva intacto, detenido en el tiempo desde el s. XVI, cuando esta ciudad mostraba con orgullo su condición de puerto pesquero principal del sudeste asiático. H?i An es, por cierto, la imagen de los billetes de Dong, papel-moneda vietnamita que luce orgulloso la hermosa estampa de uno de sus símbolos más recurrentes: el puente cubierto japonés.

¿Cómo es posible que Vietnam, país castigado por la guerra en el s. XX, guarde en su interior maravillas intactas, como esta preciosa ciudad? La respuesta no es tan misteriosa como la pregunta. Durante la guerra, los bombardeos se centraron en la vecina ciudad de Hue, y esa es la razón de que H?i An mantenga intacto su sabor antiguo de aldea pesquera, y de que aún asombre a quien decide viajar a Vietnam con su sabor mestizo, como corresponde a una ciudad que fue encrucijada y lugar de encuentro de culturas: Japón, China, Francia, Holanda… todos los elementos que definen la historia de Vietnam se encuentran de alguna forma presentes en este emplazamiento pesquero, a orillas del río Thu Bon, antigua ciudad de Champa y principal puerto pesquero en el siglo I. Tal es la antigüedad de H?i An.

¿Qué ver en H?i An?

No se puede venir a H?i An sin visitar el puente cubierto, la imagen arquetípica del pasado japonés de la ciudad. Construido por los antiguos comerciantes japoneses a finales del s. XVI (en concreto, en el año 1593), y único puente conocido que se extiende hacia una Pagoda tradicional, este coqueto puente de madera y piedra unía el oeste y de la ciudad con su parte este. Sus pequeños arcos y su aspecto casi florentino (las fachadas rojas y sus tejas grises le acercan lejanamente a esa otra joya de la arquitectura fluvial, el famoso Ponte Vechio de Florencia), lo convierten en uno de los lugares más hermosos de Vietnam, como demuestran las visitas de los recién casados, quienes, vestidos con sus trajes tradicionales, se muestran ansiosos por inmortalizar su amor bajo la sombra de sus arcos, reflejados, en los días de luz, sobre las tranquilas aguas del Thu Bon.

Pocos saben que el puente de  H?i An es también el puente de los dos nombres, pues fue renombrado como Lai Vien Kieu o “Puente de la lejanía”, aunque casi nadie se refiere ya a él con ese nombre. A ambos lados del puente, las estatuas de monos y perros ejercen de guardianes de las dos partes de la ciudad. Se trata de auténticos altares donde no es inusual encontrar ofrendas de incienso y fruta colocadas por el viajero para la protección de los espíritus.

La playa de Hoi An: el caribe vietnamita

Palya de H?i An

Si no han estado nunca en una playa desierta, no dejen de visitarla. Como buenos asiáticos, los vietnamitas huyen del sol, pues es la piel blanca la que define sus cánones de belleza. Así, es al caer sol cuando acuden en grupo a las playas, para disfrutar del aroma del salitre, practicar deporte y pasear por la orilla de su blanquísima arena y su mar azul, de apariencia incontaminada.

 

Ropa y artesanía: de ciudad pesquera a centro turístico

Las pequeñas tiendas del casco antiguo atraen ahora a multitud de visitantes y turistas, pequeñas casas de madera y piedra que ofrecen coloridos trajes (los sastres, oficio vietnamita por excelencia) y artesanías locales, a la luz de los típicos farolillos de colores. La seda, las mil y una reproducciones de cuadros y pinturas, el calzado… ejemplos de lo que Vietnam, y también la pintoresca H?i An, ofrece al asombrado visitante, que quizá pueda oír de la boca de sus habitantes la antigua leyenda que explica las frecuentes inundaciones que provoca el poco calado de su río: cuentan que un terrible monstruo es el culpable de que el agua roce a menudo los pies de los caminantes; un monstruo acuático, como casi todos en Vietnam, cuya cabeza está en la India y su cola en Japón, espléndida metáfora de este cruce de caminos culturales que es Vietnam, el país de la sonrisa.

Otras visitas turísticas en H?i An

A pie o en bicicleta, el viajero no debe dejar de visitar el Museo de la Cultura Sa Huynh, con sus vasijas funerarias que se remontan dos milenios atrás, o la casa de Tan ky, la más ilustre de las moradas de la ciudad y ejemplo de la arquitectura tradicional vietnamita. La capilla de la Familia Tran o la Sala de Asambleas Cantonesa son otros de los emplazamientos inevitables. Bastará perderse por las sinuosas calles del templo para ir encontrando y explorando todas las maravillas de esta ciudad única y detenida en el tiempo, maravillas que aparecerán ante sus ojos adornadas por mil estímulos sensitivos: el color de la seda y los tejidos tradicionales, el olor intenso y variado de sus comidas y especias, todo lo que hace de Vietnam un destino único en el que perderse acompañado de sus gentes, su cultura y su espíritu amable y acojedor.

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